Desde el siglo XIX la caza indiscriminada de ballenas empezó a crecer exponencialmente debido a los avances y mejoras de las herramientas de caza. La extracción de su carne, de su aceite usado para velas y demás materia prima utilizada para productos de belleza, hizo que varias especies disminuyeran su número o incluso llegaran a su extinción. A mediados del siglo XX varios grupos defensores de estos animales alzaron su voz, intensificaron las protestas, y un día como hoy, 19 de febrero de 1986, se logró proclamar una ley en contra de la pesca comercial de los cetáceos, declarando a esta fecha como el Día Mundial de la Ballena.
En Sudamérica, específicamente en Chile, cerca de 43 especies de cetáceos pasan por sus costas, alrededor del 40% de las especies conocidas a nivel mundial. Todas ellas fueron declaradas “monumentos naturales” del país mediante decreto del Ministerio de Economía, Fomento y Reconstrucción el 28 de agosto de 2008, declarando al territorio nacional como zona libre de caza de cetáceos y el primer Santuario Ballenero de Sudamérica y uno de los más grandes que existen.
¿Por qué son importantes?
Estos animales, a lo largo de los siglos, han fascinado a la humanidad. Varios estudios demuestran que poseen su propia jerarquía en los grupos a los que pertenecen, valoran sus relaciones con las demás especies y son capaces de comunicarse entre ellos con variedad de sonidos. Además de su gran aporte a la conservación de otras especies, su adaptabilidad a espacios diferentes en sus largos viajes migratorios y su alto nivel de inteligencia son factores que los diferencian de otros animales y los hacen únicos.
¿Qué legado dejan a la humanidad?
Las ballenas nos enseñan que migrar en busca de mejores oportunidades, cuando el tiempo lo amerita, es inteligente y permite la subsistencia de su especie. Que el viaje implica evolucionar y adaptarse a las diferentes condiciones que se presentan. Y que el cuidado de los suyos, como de otras especies que dependen de ellas, es primordial para tener el balance perfecto en la naturaleza.
¿Qué relación tiene con la industria inmobiliaria?
Posiblemente nada, pero estas características que las hacen únicas, cautivaron a MobySuite, que decidió incorporarlas como suyas y hacerlas parte de su esencia. La flexibilidad, tan necesaria en el cambiante rubro inmobiliario, la capacidad de adaptación a todos sus clientes en base a sus necesidades, y el deseo de mejorar su ambiente con nuevas herramientas digitales que agilicen los procesos de las inmobiliarias, son los rasgos que lo diferencian de la competencia y lo hacen un referente en la industria.
Hoy, MobySuite se une a la celebración de la conservación de tan importante especie y mantiene en alto su legado para marcar la diferencia en un mundo cada vez más digitalizado.
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